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Taller
de Amereida |
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e.[ad]
Escuela de Arquitectura y Diseño
Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso.
Av. Matta 12, Recreo,
Viña del Mar, Chile
fono: (56-32) 274401
fax: (56-32) 274421
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Clase
08
Alberto Cruz
20.05.2003
Esta vez, a diferencia de las anteriores, voy a
leer. Leo: Viene a la Ciudad Abierta un arquitecto alemán
joven, ganador reciente de dos concursos. Uno, una remodelación
urbana; el otro un edificio arquitectónico, que los presenta
en vídeo con explicaciones, antes, durante y después
que un ex alumno, que es el que lo trae, lo dice en castellano.
Ellos están aquí, son nuestros huéspedes.
La maquette de la obra arquitectónica, que
es un centro de eventos culturales es un pequeño bloque de
material plástico que cabe dentro de la palma de la mano
y que da cuenta de las dimensiones estéticas que conforman
el sentido arquitectónico: masa, peso, transparencia; de
manera de producir y manejar equívocos en la percepción
a fin de configurar una obra complejamente superior, para la cual
la construcción haya de alcanzar ajustes de la alta técnica,
que hacen que todo detalle se de en una continuidad de estricta
observancia, debemos decir.
Acaso todo ello se trate de una comprensión
nueva de una suerte de metafísica cósmica pero no
mítica que canta la generación de la obra; la libre
generación.
Ese arquitecto alemán viene hoy al Taller;
como escribo, lo leo; ese arquitecto alemán viene ahora al
Taller de América, a la segunda clase que me toca a mí.
La primera trató de la fraternidad; cuando las experiencias
son llevadas en común. Ahora se tratará de la solidaridad;
cuando las experiencias son comunicadas, ya que sólo momentáneamente
podemos estar juntos, mirada a mirada.
Al respecto, bien sabemos que nos encontramos cursando
una época que se empeña en que la comunicación
alcance la equivalente tal, que mantenga esa mirada a mirada. Aún
más, que revele un nuevo y más profundo sentido contenido
de esa oralidad de la mirada a mirada. Dado que se mira visionariamente,
que nuestro cuerpo se extiende, se está extendiendo. Así
como el teléfono, que en el comienzo se hablaba a gritos,
para pensar las distancias, hoy es campo auditivo donde se registra
sutiles matices de sinceridad, por ejemplo; todas las mujeres saben
de eso. Pero sobre la marcha hay que reparar que la sinceridad es
experiencia básica común, digamos; y las creativas
lo son en la singularidad de sus sentido contenido en cada cual.
Por tanto se trata de alcanzar la solidaridad a través de
las singularidades creativas de una consumación del comunicarse.
Eso es en lo que estamos. Para ello procedimos con esto que hemos
llamado los morfismos.
Dijimos: estamos cursando una época. (1)
cursamos una época. (2) la época se cursa con recursos,
la época se sobre-cursa, nuestra época se sobre cursa
con sobre-recursos. El sobre-curso y el sobre-recurso en un momento
dado (3) construyen una cáustica, un momento cáustico,
de esto hemos hablado con anterioridad en este Taller. En los cáustico
se vuelve hacia (4) que es una suerte de contra-recurso. Entonces,
se produce que se divide en dos el curso (5), en el que prosigue
indefinidamente y el que se va todo el tiempo encontrando con los
contra-recursos. Se trata de una potenciación entonces, en
que los sobre-cursos al contar con los sobre-recursos pueden seguir
indefinidamente y al par avanzar en contra-recursos.
Este en el caso, en la interpretación del día que
vino a la Ciudad Abierta es la interpretación de la transparencia
que, él, con la cual construye la obra. La transparencia
se vuelve al par transparencia que llega hasta el fondo del ver
y refleja, reflejo en el contra-recurso. El reflejo refleja no a
sí mismo, sino que refleja lo que está en la proximidad.
O sea, él va con la transparencia y al mismo tiempo con el
reflejo que refleja no la obra, sino que las obras cercanas que
son en su proximidad. Han sido tendencias hacia el infinito. Un
infinito de doble tendencia, la tendencia a la transparencia en
que se vuelve sobre sí misma y avanza indefinidamente y el
reflejo que va recogiendo las variaciones de los acompañantes
en su transformarse.
Esto ha producido que en la actualidad se llame
a esta situación cáustica, que se tiene doble lectura
o doble lectura. De este sentido de creatividad, culturalmente ha
aparecido lo que se llama: las lecturas. ¿Qué hay
detrás, en el fondo de todo esto? En nuestro lenguaje, es
el acto del tamaño. Es el acto del tamaño. Cuando
nosotros decimos que es el acto del tamaño, estamos tratando
de acoger lo que él hace. Nosotros podemos acoger por la
Cruz del Sur, porque la Cruz del Sur termina en la Aventura. Entonces
nosotros lo acogemos en la aventura del tamaño.
Ahora bien, el Taller de América no es un
curso lectivo, sino que es un curso -como todo taller- de consumación;
lo que se oye, de inmediato encuentra sitio dentro de nosotros para
decir algo. Se trata del decir, entonces, de todos ustedes. Todos,
cada cual, va a hacer una observación durante la semana.
Aquí abro unas observaciones que indican lo que ustedes van
a observar a propósito de la aventura del tamaño.
Tenemos que estos árboles (6) deformados por el viento, entregan
una línea de tamaño, esos techos (7) en una hondonada
arbolada entregan una línea de tamaño; ambas en horizontal.
Ese mirar hacia, en la Ciudad Abierta, hacia el mar entre árboles
(8), entrega una línea que viene desde el horizonte y la
isla hacia nosotros. Esta linealidad que es curso, la línea
es curso, esta línea-curso del tamaño es la observación
que en sus ratos de estar ocupados o desocupados a cada cual le
puede sobrevenir.
Hay materiales, como el vidrio, que reflejan los
cables de la luz eléctrica (9) que cuando se reflejan en
el vidrio se potencian, se vuelven más fuerte en su dimensión
de espesor, señalando a través del espesor del tamaño.
Luego, hay materiales que están concebidos para tratar el
tamaño. Todas estas observaciones, toda esta ronda que nosotros
en este momento iniciamos con nuestro huésped que nos viene
a decir; nos viene a decir de la pertenencia, de la pertenencia.
Es una ronda en la pertenencia de él y es una ronda de la
pertenencia nuestra. Luego, las pertenencia pueden entrar en ronda.
Lo que no puede entrar en ronda es lo contrario a la pertenencia,
que sería la impertenencia –no la impertinencia- la
impertenencia. Este acto, entonces, es lo que la Escuela entera
como cuerpo de profesores y alumnos se comporta como tal.
Falta un… algo. ¿Cómo se ubica
esto en la palabra poética? De dos maneras: una que nos habla
de lo que venimos siendo, y que es -lo saben ustedes- la Cruz del
Sur (10), la Aventura; y otra que es, lo propio de la poesía
(11), el momento presente que aún no ha sido vivido y estamos
en este año en lo que dijeron los poetas en su primera clase:
Dante o Nada. ¿En dónde estamos, nosotros, poéticamente
en este instante mismo?: en el “o”; Dante “o”
Nada, estamos en el “o”. El (12) a lo largo es el “o”
del darnos curso desde la poesía.
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